La hotelería, una historia apasionante (Parte 3)

Hotelería y Turismo

por: Jorge Alberto Escobar de la Cuesta

CONTINUA LA HISTORIA DE LOS VIAJES

Bienvenidos de nuevo a esta historia de los viajes.

Hace 500 años ya del nacimiento de Jesucristo. El cristianismo, nacido en el medio oriente después de su muerte y perseguido de forma inclemente por los romanos, increíblemente ha logrado convertir a su fe a gran parte de la población occidental y el imperio romano se ha derruido, no solo por las invasiones sufridas por pueblos del norte de Europa, sino devorado por su propia incapacidad de supervivencia. Sin un imperio fuerte que impone el orden, el poder atomizado en miles de “señores” y con una religión incipiente, heredera de una serie de mitos y creencias trágicas que basa su fortaleza en la promesa de una vida eterna feliz, a cambio de recorrer un camino de sufrimiento en la tierra, llega el caos.

EDAD MEDIA (SIGLO V – SIGLO XV)

La caída del imperio romano trajo consecuencias. Lo que fue el imperio mas poderoso que la humanidad había conocido hasta entonces quedó para ser repartido de nuevo y se vio enfrentado a una fragmentación del poder sin precedentes. Surgieron miles de señores que dominaban sobre pequeñas parcelas de poder. Se incrementaron las luchas intestinas y el caos, con su consecuente debacle económico

A su vez, dos nuevas religiones comenzaron a dominar el mundo: El cristianismo y el islamismo se impusieron con fuerza a las antiguas creencias, de las cuales solo resistió la que en gran parte es la fuente de ambas: El judaísmo. Este nuevo despertar religioso ayudó al cambio de mentalidad de las personas, ahora las personas eran mas austeras, mas temerosas y mas pragmáticas.

Todo lo anterior representó un enorme retroceso en la humanidad, que vivió un periodo de varios siglos de oscurantismo, fanatismo y desigualdad. Las guerras, la pobreza y la inseguridad, aunados a la destrucción de la enorme red de carreteras romanas y a una serie de pestes que se llevaron a mas de un tercio de la población existente, eliminaron en gran parte el ansia de visitar lugares exóticos.

Si bien el intercambio comercial continuó, aunque con menor intensidad que en siglos anteriores, pues únicamente se transaban bienes básicos y obviamente también se presentaron desplazamientos de ejércitos, dichos viajes correspondían mas a solucionar problemas básicos de subsistencia o de territorialidad. Cuando queremos escudriñar sobre viajes en este periodo, tenemos necesariamente que referirnos a los viajes de tipo religioso.

  1. LAS CRUZADAS

En una época tan confusa y de tanto fanatismo, era apenas previsible un choque de religiones y culturas entre el cristianismo y el islamismo. Los musulmanes procedieron a conquistar las antiguas colonias romanas del medio oriente y el norte de áfrica y ahí quedó incluida Jerusalén, ciudad sagrada para cristianos, musulmanes y Judíos. La iglesia cristiana, el nuevo poder de Roma, se fijó como objetivo fundamental recuperar para los cristianos esa ciudad, para lo cual decretó una “guerra santa” contra los musulmanes, llamando a una “cruzada” para expulsarlos de Jerusalén.

Lo anterior llevó a que, entre los siglos XI a XIII, bajo el pretexto de un conflicto religioso, lo que se dio fue todo un conflicto geopolítico y de intereses económicos que movilizó no sólo ejércitos y religiosos, sino a grupos de poder interesados en el dominio del comercio en el mediterráneo, lo que propició el surgimiento de ciudades-potencia como Venecia y Génova y un intercambio tenso e intenso entre oriente y occidente.

  1. LAS PEREGRINACIONES

Desde el inicio del cristianismo, ir a Jerusalén era el mayor sueño de todo creyente, pero dadas las dificultades, era un viaje realmente difícil. Mas aún cuando en el siglo X fue conquistada por los musulmanes. Con la reconquista de Jerusalén en la primera cruzada del siglo XI, se abrió nuevamente el camino para que miles de fieles se arriesgaran a peregrinar a la ciudad sagrada en busca de la salvación de su alma. Este fervor lo aprovecharon los Venecianos estableciendo una ruta “turística” de peregrinación, lo cual ayudó a consolidar a dicha ciudad como la principal potencia del mediterráneo.

Durante los años en que Jerusalén fue casi que inaccesible, el objetivo de los fieles cristianos fue peregrinar a dos ciudades emblemáticas: Roma y Santiago de Compostela, esta última ubicada en el norte de lo que hoy es España, en donde se encuentra la tumba del apóstol Santiago. Es así como se formó una ruta conocida como “el camino de Santiago” que en realidad eran una red de caminos que unían al resto de Europa con esa Ciudad santa.

Alrededor de esos caminos se estableció una serie de posadas y monasterios que ofrecían alojamiento a los peregrinos.

En el mundo islámico, uno de los pilares de esa religión es el Haijad, o la obligación de peregrinar a la meca al menos una vez en la vida. Esto también generó una serie de rutas desde todas las regiones musulmanas altamente transitadas por caravanas de viajeros.

En las postrimerías del siglo XII, el poder de ciudades como Venecia era tal que ya tenía colonias en varios puertos de Asia, por lo que los viajes de negocios se incrementaron fuertemente. A su vez, se hizo popular en toda Europa las crónicas de Marco Polo, un mercader Veneciano que viajó por oriente y vivió en la corte del emperador chino, dando inicio a una época de grandes viajes que marcaron el ocaso del oscurantismo medieval.

Han sido mil años de oscurantismo. A partir del siglo XIII la humanidad iba a enfrentar su más grande enemigo, que curiosamente era tan pequeño que aún era invisible para el hombre: La bacteria Yersinia Pestis. Esta bacteria, causante de la peste bubónica, transmitida por las pulgas de las ratas, trastornaría el mundo de forma violenta con una de las peores epidemias que la humanidad ha conocido: La peste negra.

La humanidad se enfrentó a lo desconocido. En los siguientes 100 años la peste negra acabó aproximadamente con 1/3 de la población de Europa. No se sabe en realidad con precisión el número de muertos, pero se cree que osciló entre 25 y 100 millones de personas. Sin embargo sus consecuencias a futuro fueron trascendentales, porque después de la tragedia, surgió el renacimiento.

Esto lo veremos detalladamente en la próxima entrega.

Nos vemos!

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